Allá en las alturas “hay
algo que nos protege”, afirmó el doctor Reynaldo Morales, médico cusqueño, al
portal El País, en una reciente nota. Este fenómeno, inexplicable
aun, ha intrigado a los investigadores quienes han comenzado a estudiar este
caso y plantear sus hipótesis.
Las primeras víctimas mortales del Covid-19 en el Cusco fueron turistas
mexicanos, chinos y británicos, eso era un indicativo de que los contagios iban
ser significativos, sin embargo no pasó eso en la antigua capital de los incas,
según hace referencia un artículo publicado recientemente por www.washingtonpost.com.
La ciudad de Cusco está ubicada a una altitud de 3,399 m s. n. m., y recibe más
de 3 millones de visitantes internacionales por año que vienen de los puntos calientes de la pandemia, incluidos
los Estados Unidos, Italia y España, reseña Washinton Post.
Sin embargo, desde las primeras tres muertes, entre el 23 de marzo y el 3
de abril, al comienzo de la cuarentena en Perú, no ha habido otra muerte de Covid-19 en toda la región de Cusco, incluso cuando la enfermedad ya ha cobrado
cerca de 5,000 vidas a nivel nacional.
Las infecciones también han sido bajas en comparación con las ciudades
costeras. Solo 1,062 de los 164,000 casos de todo el Perú provienen de la
región de Cusco, lo que significa que su tasa de contagio es más de un 80 por
ciento inferior al promedio nacional, indica el prestigios portal de noticias.
Esta escasez de casos y muertes en esta región que está abierta al turismo
internacional ha generado ciertas especulaciones. Algunos afirman incluso que
al Coronavirus le da ‘soroche’.
El portal informa que resultados similares se han visto en otras partes de
los Andes y en el Tíbet.
Este fenómeno, inexplicable aun, ha intrigado a los investigadores quienes
han comenzado a estudiar este caso y plantear una posible relación entre el
coronavirus y la altitud.
En un estudio publicado recientemente en la revista Respiratory Physiology & Neurobiology, investigadores
de Australia, Bolivia, Canadá y Suiza que estudiaron los datos epidemiológicos
de Bolivia, Ecuador y el Tíbet encontraron que las poblaciones que viven por
encima de los 3.000 metros (9.842 pies) fueron menos propensos a las
infecciones a diferencia de quienes habitan las tierras más bajas, indica el
portal.
Los estudiosos descubrieron que la tasa de infección del Tíbet era
"drásticamente" más baja que la de las tierras bajas de China, la
tasa en los Andes bolivianos era un tercio de la del resto de Bolivia, y la
tasa en los Andes ecuatorianos era un cuarto de la del resto de Ecuador.
Los investigadores plantean la hipótesis de que las poblaciones que viven a
grandes altitudes podrían beneficiarse de una combinación de la capacidad de
hacer frente a la hipoxia (bajos niveles de oxígeno en la sangre) y un entorno
natural hostil al virus, incluido el aire seco de la montaña, altos niveles de
radiación UV. y la posibilidad de que una presión barométrica más baja reduzca
la capacidad del virus para permanecer en el aire.
Los investigadores han descubierto que solo tres poblaciones en el mundo
tienen adaptaciones genéticas a la altitud: Himalaya, montañeses etíopes y
andinos.
Sin embargo, Clayton Cowl, un neumólogo de la Clínica Mayo y ex presidente
del Colegio Americano de Médicos de Tórax, sospecha que la tendencia puede
estar más estrechamente relacionada con la aclimatación, la capacidad del
cuerpo para ajustarse temporalmente a la altitud, que al ADN.
Eso podría explicar por qué el coronavirus está causando estragos en la
costa del Pacífico de Perú, particularmente en Lima, donde la mayoría de los
residentes descienden de antepasados andinos, mientras que las comunidades
montañosas del país al menos hasta ahora han evitado lo peor.
Cabe preguntarse entonces: ¿será que los habitantes de los andes tienen los
pulmones más fuertes? ¿y los habitantes de las ciudades costeras tenemos los
pulmones más débiles debido al aire contaminado que respiramos? Los estudiosos
dicen que cuando una parte del pulmón está dañada, el cuerpo redirige el flujo
de sangre hacia áreas más saludables que pueden absorber mejor el oxígeno.
Según Clayton Cowl, esto es un elemento común entre aproximadamente el 30
por ciento de los pacientes con covid-19 que presentan síntomas leves pero
tienen niveles inusualmente bajos de oxígeno en la sangre, y que a veces
empeoran repentinamente, indica la nota.
Pero claro, buscar hacerle frente al Covid-19 mudándose a un lugar de mayor
altitud, cuya aclimatación dura unos tres menes, no es recomendable, peor aún
para un paciente que ya presenta síntomas de la infección, el viaje a la
montaña solo empeoraría sus síntomas, indican los estudiosos.
“Desde una perspectiva epidemiológica, es difícil saber qué significa esto.
Es probable que haya una variedad de factores, pero es realmente
interesante", afirmó el mencionado neumólogo al portal.
Allá en las alturas “hay algo que nos protege”, afirmó el doctor Reynaldo
Morales, médico intensivista del Seguro Social del Perú, al portal El País, en
una reciente nota publicada en su portal web.
El mencionado doctor explicó que ha notado diferencias entre un paciente
que vivió toda su vida, o varios años, en Cusco
y uno de afuera. Es más: los muertos en todo el departamento del Cusco
por la pandemia en ese momento eran cuatro, los tres extranjeros mencionados y
solamente un cusqueño, informa El País.
“Una persona que creció en la altura, y cuyos ancestros también, tiene
modificaciones fisiológicas que lo hacen poder vivir allí con menos oxígeno”,
declara a El País, Fabiola León-Velarde, presidenta del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Concytec), e investigadora de la medicina de altura. Una
de tales modificaciones es tener mayor superficie pulmonar y alveolar.
A la vez, el poblador que vive en ciudades altoandinas tiene una mayor
ventilación. “Esas características que le hacen lidiar con la altura harían que
este más protegido contra la hipoxia severa que provoca el virus”, añade.
Sin embargo, la investigadora es cautelosa y precisa que deben hacerse
estudios en los que se comparen a los pobladores de altura con los de zonas más
bajas, teniendo en cuenta variables como el número de habitantes o los reportes
de mortalidad, indica El País.
Fuentes: www.elpais.com / www.washingtonpost.com
Lea detalles del mencionado estudio aquí.
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